Paisaje

El paisaje del Parque Regional está constituido por montes, actividades agrícolas y un eje claramente definido marcado por los ríos principales. A priori estos son los usos más importantes que se desarrollan en el territorio, justificados completamente si se considera la geomorfología existente en la zona.
El Parque Regional está constituido fundamentalmente por encinares en sus distintas etapas de sucesión, acompañado en gran parte de las ocasiones por pino piñonero producto de antiguas repoblaciones, que algunas veces llega a formar masas monoespecíficas. Los encinares aparecen sobre todo en la zona Norte, en la Rampa de la Sierra, donde el relieve es más abrupto, dominan los materiales graníticos y los suelos son de peor calidad, aunque no son exclusivos del Norte, sino que también puede observarse en áreas del Sur donde el relieve es más suave y los materiales son detríticos.
A medida que nos desplazamos hacia el Sur del Parque, se aprecia una tendencia al aumento de los cultivos, representados principalmente por el cereal. Puede decirse que en el centro y Sur del Parque existe una codominancia entre los cultivos y las zonas con vegetación, más o menos, natural, ligados los primeros a las zonas más llanas, mientras que el resto aparece en barrancos, arroyos, áreas más inaccesibles, etc. En esta última época han sido abandonadas numerosas áreas de cultivo, por lo que aparecen aún más zonas de erial a pastos con matorral.
El cereal es el cultivo por excelencia en el Parque Regional, en el que se aprecian unas tonalidades y contrastes cromáticos diferentes al resto de las superficies arboladas y/o cultivadas. La distribución espacial de las parcelas de cultivo en el territorio confiere al mismo un aspecto heterogéneo.
El eje que constituye la vegetación de ribera asociada a los principales cursos de agua, que imprime al paisaje un carácter propio. El arbolado asociado a los cauces constituye, en ocasiones, una barrera visual que impide que las dos márgenes estén conectadas visualmente.
La superficie urbana, aunque ausente del área del Parque Regional, constituye un claro condicionador del paisaje de este territorio. Está concentrada en núcleos bien definidos, destacando los situados al Noreste y Este del Parque, caso de los términos municipales de Torrelodones, Majadahonda, Boadilla del Monte, Móstoles y Villaviciosa de Odón. La urbanización de baja densidad queda distribuida por todo el entorno del Parque, destacando las concentraciones del Norte y Noreste. La industria, por el contrario, queda mayormente concentrada en el Sureste.
Las carreteras, líneas de ferrocarril y líneas de transporte eléctrico atraviesan el Parque por distintos puntos. La mayor concentración de infraestructuras viarias que cruzan la zona de ordenación o están en su límite se produce en el Noreste, coincidiendo con la zona de mayor concentración de urbanizaciones; asimismo, son las carreteras de mayor rango y las que tienen un mayor tráfico. También destaca la carretera N-V en la zona central del Parque. En cuanto a las infraestructuras eléctricas, la mayor concentración se produce en el Norte y centro del Parque Regional, destacando una línea de 400 kV que prácticamente atraviesa de Norte a Sur dicho área.
Después de esta primera toma de contacto con el territorio global del Parque Regional, queda bien patente que tanto la geomorfología como la vegetación y usos del suelo son los elementos del medio más representativos de los posibles paisajes del territorio, y que por tanto se apoyará en ellos la definición del paisaje.
Los criterios utilizados para la determinación de las unidades del paisaje son tres:
  • Unidades irregulares extensas.
  • Homogeneidad según la geomorfología y la vegetación y usos del suelo.
  • Delimitación por barreras visuales: cuencas visuales = cuencas hidrográficas.
La división espacial del territorio nos permite una mejor elaboración y manejo de los datos inventariados. La clasificación en unidades irregulares extensas responde a las propias características del territorio, tanto físicas como visuales, y a los objetivos del estudio. Las unidades se establecen atendiendo a los factores determinantes del paisaje y a sus aspectos visuales, y se definen así unidades homogéneas de paisaje.
La determinación de la cuenca visual de las unidades es elemento clave para el estudio de las condiciones de visibilidad de un territorio, tanto a efectos de su clasificación por calidad como para la fragilidad visual. En este caso las cuencas visuales son coincidentes en gran medida con la cuencas y subcuencas hidrográficas, aunque para facilitar el manejo y la claridad del estudio se simplificarán bastante.
La cuenca visual se define como aquella porción del territorio visible desde un punto (Aguiló, 1981), aunque en este caso se hace extensiva al conjunto de puntos que constituyen la unidad en sí. Dada la reciprocidad de los aspectos visuales, la zona visible desde un punto coincide con el conjunto de puntos desde los que es visto. Dentro de una unidad pueden existir numerosas manchas o zonas de sombra visual, que depende directamente del número de obstáculos visuales que hay en su interior.
Por último, se condiciona a la unidad por la homogeneidad del territorio, por los rasgos principales, que no tienen por qué ser totalmente idénticos, en función del nivel de detalle que exige el estudio. Las características paisajísticas de todos los puntos que comprende cada unidad de paisaje se suponen iguales o semejantes.
Los elementos base para determinar la mayor homogeneidad en las unidades de paisaje son la geomorfología y la vegetación y usos del suelo. Estos elementos son los más significativos en el área de ordenación y, por tanto, determinantes a la hora de dividir el territorio. Para ello, se utiliza la cartografía temática que se ha realizado en la primera parte de este documento, de forma que la superficie quede dividida en sus principales tipos.
El resultado final de la delimitación espacial del territorio es la obtención de unidades irregulares extensas, homogéneas en cuanto a su contenido, fundamentalmente en lo relativo a la geomorfología y a la vegetación y usos del suelo.
DETERMINACIÓN DE LAS UNIDADES DE PAISAJE
El paisaje existente en el Parque Regional puede dividirse en nueve grandes grupos, relativos fundamentalmente al tipo de geomorfología y de vegetación y usos del suelo que presentan, aspectos predominantes en este caso. Estos grupos se corresponden, a grandes rasgos, con los siguientes territorios:
  • Masas mixtas de encina y pino sobre la rampa de la sierra.
  • Encinares o sus primeras etapas de sustitución sobre la rampa de la sierra.
  • Masas mixtas de encina y pino sobre la campiña detrítica.
  • Encinares o sus primeras etapas de sustitución sobre la campiña detrítica.
  • Pinares sobre la campiña detrítica.
  • Cultivos de secano sobre la campiña detrítica.
  • Mosaico de cultivos y retamares sobre la campiña detrítica.
  • Riberas y vegetación asociada.
  • Otros (desguaces, graveras, vertederos, etc.).
La hidrología superficial, al ser una constante en todo el territorio, no se considera como un factor diferenciador del mismo, sin embargo sí que es un elemento que contribuye a aumentar el valor de todas la unidades de paisaje definidas. Los restantes componentes del paisaje son menos discriminantes, y no hacen otra cosa que complementar, en algún caso concreto, la definición del medio. No se contemplan como partes diferenciadas sino en su conjunto y de forma interrelacionada.
Por otra parte, según el enfoque visual, hay que considerar el espacio que rodea al observador para conocer y poder tener en cuenta los efectos que produce ese territorio en el mismo, es decir, el entorno visual de cada punto de observación llegando así al concepto de cuenca visual.  
Las actuaciones humanas son, sin duda, un factor primordial en la configuración del paisaje en este área, tanto las producidas por actividades agrícolas como forestales, núcleos urbanos y obras públicas.

Comentarios

Entradas populares de este blog